12 de agosto de 2010

Portarretrato de una joven recatada (Capítul V, fin de la primera parte).


Durante unos segundos imperó el silencio, el silencio impuso su régimen, había tan denso silencio que podía mascarlo como un chicle Boomer. Tras esta espera, que se me hizo larga como un día sin las magdalenas caseras de la tía Catherine,una varonil y santificada voz tronó desde el interior de la dependencia:

- Pasa, María Jocelyn Angustias.

Mi voz, temblorosa e incoherente, alcanzó a proferir las siguientes palabras, en un orden concreto y con viento de Levante:

- Alas! Pero como? Es que su excelencia me esperaba en esta tarde?
A lo que, con aburrido ademán de afirmación vehemente, graznó:

- Pero como no te voy a esperar, alma de cántaro, si me vienes todos los días a la misma hora con la misma cantinela de la culpabilidad y de que te tengo que confesar, que me tienes ya hasta el copetín!

- Esta vez es distinto, Padre Bunyan, hoy traigo en mi corazón un pecado de tal dimensión que haría ensordecer a un coro entero de querubines mofletudos y rechonchos.

- A ver, hermosa mía, cuantas veces te puedo haber dicho que me llamo Leopoldoy no Bunyan? Eh? Que es que me tienes la cabeza loca, que me muero y no te educo. A ver, qué has hecho ahora? Has respirado a destiempo, has andado dos metros con un cordón desatado? Se te ha fundido una bombilla? Has repetido el postre?

- Peor que todo eso, ay si solo fuera eso, padre Bunyan, si sólo fuera ese mi pecado, Daría todas las haciendas que heredé de mi difunto padre porque fuera ese el único mal que atenazase mi espíritu.

- Si tu padre ni está muerto ni tiene haciendas, si es tornero fresador en la fábrica.

- Es igual padre Bunyan, el caso es que he perdido el autobús, y no sólo eso, además, una vez ya he cogido el siguiente, he mirado a un hombre y he deseado conocerle y vengo aquí a que me cure.

- Hombre Angustias, pero es que eso es normal, que tienes 23 añazos y que igual va siendo hora ya de que te plantees que te tienes que echar un noviete, que tendrás que ir pensando en formar una familia en un futuro cercano.

- No! Padre Bunyan, no diga eso! Cúreme, cúreme con la medicina de la esperanza, con el amor de nuestro Señor, con las tiritas del Espíritu Santo, y si todo eso no basta, pida la intercesión de San Saturnino, patrón de esta santa parroquia.

- Vamos a ver, Angustias, hija mía, respira que se te está yendo la cordura y a mi se me esta empezando a ir también. Mira, lo que tienes que hacer ahora, es muy sencillo. Te vas a ir a tu casa… a tu hacienda, y le vas a decir a tu madre, la señora…

- Prudence.

- Eso, Prudence (santa paciencia…) que te enseñe los planos que le di el día de su boda, y le vas a dar esta contraseña en señal de que yo considero que ya estás preparada para empezar tu periplo en busca del Santo Grial. A ver, le dices: "¿qué le dice un muñeco de nieve a otro?"

Y de repente, me sentí henchida pero liviana, llena de emoción, algarabía, júbilo, un poco de hambre y un poco de infusión, preparada para la gran aventura en la que estaba a punto de zambullirme.

Continuará....

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